urt 24 2013
PNV: Uribe Kostako jauntxoak
En la mancomunidad de Uribe Kosta el PNV hace y deshace a su antojo, sin importarle la opinión del resto de fuerzas y asegurándose de forma bastante poco democrática el control de todos sus órganos.
Desgraciadamente, estamos más que acostumbrados a que los jeltzales manejen las distintas instituciones en las que gobiernan como su batzoki particular. En nuestro caso, la política de reinos de taifas, afecta directamente al funcionamiento de los órganos de la mancomunidad de Uribe Kosta, en la que, sobre la base de unos estatutos que permanecen inalterados desde su creación en 1991, el PNV sigue actuando como si fuese amo y señor de la zona y sin tomar en consideración los planteamientos del resto de partidos, en especial los de EHBILDU.
Los chicos de Sabino deberían tener presente que, más allá del talante democrático que debiera manifestar toda organización política, su posición en la Mancomunidad tampoco es tan holgada como ellos parecen creer. Así, en los consistorios de Sopelana, Barrika y Urduliz empata a concejales con EHBILDU y en el resto, salvo Gorliz en el que tienen dos ediles más, tan sólo tiene un concejal más que la coalición independentista.
Pues bien, así las cosas, el número de irregularidades democráticas es de asustar. En primer lugar, la Asamblea General de la Mancomunidad no se ha reunido nunca en la historia de la misma y los órganos que la rigen son dos:
1. La Comisión ejecutiva: formada por seis pueblos, es decir, uno queda excluido siempre.
2. El Pleno. Formado por 15 miembros que representan a todos los municipios: Sopela (3), Gorliz (3), Berango (3), Urduliz (2), Plentzia (2), Barrika (1) y Lemoiz (1).
Como se puede observar la distribución de la representación es completamente antidemocrática, ya que no responde a un criterio proporcional en relación con la población de cada municipio. Criterio, que sí se considera, sin embargo, a la hora de repartir las aportaciones de cada municipio al presupuesto de la Mancomunidad.
En segundo lugar, la presidencia recae siempre sobre un Alcalde o Alcaldesa, lo cual, por un lado, supone una sobrecarga que imposibilita que atienda como es debido a sus funciones y, por otro, se crea el riesgo de que se confundan intereses de la Mancomunidad con los de su Municipio. Así, lo lógico sería que este cargo recayera sobre una tercera persona nombrada por el plenario.
En tercer lugar, no podemos aceptar el actual modelo de composición del Pleno de la Mancomunidad, en el que los representantes son nombrados por cada Pueblo. Esto se presta a todo tipo de pactos previos y mercantilismo político, que lo único que consigue es atar de manos a un órgano al que se llega cuando “ya está todo el pescado vendido” Por eso, lo que proponemos es que la representación en el Pleno sea en función del total de los votos obtenidos en la Mancomunidad y que, posteriormente, cada formación elija a sus representantes. De lo contrario seguirá sucediendo lo que hasta ahora, esto es, que los jeltzales se ocuparán de llevarlo todo bien precocinado al pleno, evitando así, que sea en ese órgano en el que se debatan y decidan los temas concernientes a Uribe Kosta.
Los relatados en este artículo, son los puntos de déficit democrático que hemos detectado en los órganos generales de la Mancomunidad, pero la cosa no acaba aquí, porque, en breve, publicaremos otro informe sobre la política presupuestaria que el PNV impone en Uribe Kosta de la mano de sus actuales socios del PP.
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